Dessobriga

Es uno de los yacimientos actualmente mejor documentados mediante prospección geofísica y fotografía aérea. El Proyecto Dessobriga (www.dessobriga.com) se inició en 2013 con una prospección geomagnética de 23 ha, cuyos resultados aportaron una primera lectura del núcleo principal del yacimiento. El territorio arqueológico de Dessobriga, topónimo céltico, se localiza al suroeste del término municipal de Melgar de Fernamental, sobre el altozano de Las Cuestas, plataformaa una altitud de 880 m, en la margen derecha del río Valdavia, a cuatro kilómetros de su confluencia con el Pisuerga, vía natural este último de acceso al norte peninsular y posible frontera entre vacceos y turmogos. Se extiende por las laderas norte y oeste, alcanzando también la zona llana, y se adentra por el oeste en el municipio palentino de Osorno la Mayor, ocupando una superficie no inferior a 194 ha.

Dessobriga arranca su cronología en la Primera Edad del Hierro, en torno al siglo VIII antes de Cristo, y llega hasta el período altoimperial romano de los primeros siglos de nuestra era. Primitivo castro, protociudad vaccea –oppidum– posteriormente romanizada –mansio–, aparece citada en el Itinerario de Antonino, catálogo de rutas del Imperio Romano de hacia finales del siglo III después de Cristo. Desde su posición, de marcado carácter estratégico, se domina un amplio panorama de llanura y se controlan los caminos naturales de comunicación. Estas condiciones y el material militar y monetario recuperado sugieren la posibilidad de que Dessobriga desempeñara un papel clave en los prolegómenos de las Guerras Cántabras, que se desarrollaron entre el 29 y el 19 antes de Cristo,y durante la subsiguiente etapa de pacificación del territorio.

Posee una necrópolis de incineración que se ubica en una ladera del oppidum y remonta, hasta donde hoy sabemos, a la Segunda Edad del Hierro o etapa vaccea (siglos IV-I antes de Cristo). Análisis de los sedimentos recuperados en un vaso de incineración de una tumba en forma de caja de lajas de piedra, así como en uno de los hoyos funerarios,han permitido detectar, además de cenizas, restos de vino de uva tinta y fibras de tejido.

En 2017 ha proseguido la exploración de la necrópolis, en cuya área han aparecido varias estelas de piedra arenisca epigrafiadas, así como un importante fragmento de enlucido recubierto de pintura roja colmatando una de las sepulturas. Se prolongó igualmente la de un gran edificio vacceo de más de sesenta metros laterales, situado en el corazón del cerro. Algunas de sus dependencias, probablemente utilizadas para almacenaje y comercio de grano –como sugiere el conjunto monetal recuperado–, fueron recubiertas en las primeras décadas del siglo I después de Cristo por una amplia avenida empedrada que podría corresponderse con el cardo máximo, calle principal con orientación norte-sur, de la ciudad altoimperial.