A partir del siglo II a. C. Roma conquista la Península Ibérica y, como consecuencia, surgen cambios en las poblaciones de Vettones y Lusitanos.
A pesar de que ambos se negaban a la conquista fueron los Lusitanos quienes ofrecieron mayor resistencia. Su jefe militar más conocido fue Viriato, con el que se enfrentaron a los romanos frenando la conquista de Roma durante 7 años. Su manera de luchar se caracterizaba por ataques sorpresa rápidos, retirándose inmediatamente a las montañas.
Una vez que los pueblos peninsulares entraron en contacto con los romanos, surgieron los cambios, tanto económicos como culturales, del mundo vetón y lusitano.
Bajo la influencia de Roma, y poco a poco, se transformaron los modos de vida e incluso la religión, aceptando a los dioses romanos, pero sin olvidar sus cultos. Así, de forma progresiva, la cultura y población vettona dará lugar a la hispanorromana.