Agenda para la Población de Castilla y León
Intervención del Presidente de la Junta de Castilla y León ante el Pleno de las Cortes, el día 16 de febrero de 2010, para presentar la propuesta de Agenda para la Población de Castilla y León 2010-2020
Señor Presidente, Señoras y Señores Procuradores:
Comparezco ante estas Cortes para presentar y proponer las líneas fundamentales del proyecto de la "Agenda para la Población". La Junta quiere comenzar a trabajar mañana mismo sobre él con los Grupos Parlamentarios, Agentes Sociales y Económicos, y colectivos directamente interesados, en busca de un amplio acuerdo político y social, con el propósito de aprobarlo formalmente en el primer Consejo de Gobierno del próximo mes de abril.
Se trata de una verdadera "Agenda" en la que, a partir de un diagnóstico de la evolución y la situación actual de la población en la Comunidad, se establece un marco de objetivos generales y específicos para su crecimiento; se articula en torno a ellos un conjunto de 108 actuaciones: proyectos de ley, planes, programas y medidas concretas; se incluyen previsiones para su financiación; y se fija un calendario para su ejecución, y un procedimiento para su seguimiento y supervisión a través de los indicadores objetivos de las estadísticas oficiales.
Y el tercero, que, según los últimos datos de Eurostat, ordenadas las 292 regiones de la Unión Europea en función de la variación neta de su población entre 2003 y 2007, Castilla y León ocupa la posición 137, con un índice positivo de crecimiento de 3,5 puntos, habiendo subido más de cien puestos en esta clasificación si la comparamos con la de tan sólo hace diez años.
Estos datos son objetivamente ciertos. Marcan en estos últimos años una tendencia positiva y distinta a la que veníamos sufriendo desde hace sesenta años, en la que sin duda ha tenido mucho que ver un escenario de crecimiento de la economía y el empleo que desgraciadamente se ha roto en los dos últimos años, pero que todos confiamos en recuperar más pronto que tarde.
Se trata de una "Agenda para la Población" porque, por un lado, quiere centrarse en objetivos y acciones específicamente dirigidas a los colectivos sociales que son claves para una mayor vitalidad demográfica: jóvenes, familias, inmigrantes y emigrantes, y porque también quiere, por otro lado, ofrecer una visión en positivo que incida en esos factores más dinámicos y en la percepción de Castilla y León como un lugar atractivo para vivir.
De esta manera, la Agenda que proponemos modifica el enfoque y la metodología de la anterior "Estrategia de Lucha contra la Despoblación", que ha sido sin duda un instrumento valioso sobre el que fuimos capaces de lograr un importante consenso político y social, y cuyo desarrollo ha coincidido además en estos años con algunos significativos cambios demográficos en la Comunidad, que quiero concretar en los siguientes tres datos esenciales:
El primero, que entre el 1 de enero de 2000 y el 1 de enero de 2009 la población total de Castilla y León ha crecido en 84.403 habitantes (de 2.479.118 a 2.563.521, según padrón municipal).
El segundo, que los factores de este aumento han sido la llegada de inmigrantes, que ya eran 167.641 a 1 de enero de 2009, y el crecimiento cercano al 22% en el número anual de nacimientos, que han pasado de ser 17.579 en 2001 a 21.391 en 2008, esto es casi 4.000 nacimientos anuales más.
Señalan que Castilla y León no es una isla en esta cuestión, sino que se enfrenta a retos que son comunes a la mayoría de los territorios y regiones de la Unión Europea, lo que le permite aprender de los más dinámicos, pero también demostrar una mayor capacidad que otros para superar esos problemas.
Desconocer todo esto sería un grave error si queremos afrontar con rigor los retos del futuro de nuestra población. Como también sería un gravísimo error creer que todo está hecho, que esas nuevas tendencias ya están consolidadas, o que detrás de ellas no subsisten problemas y desequilibrios.
Muy lejos de cualquier conformismo o visión alegre y confiada, los datos expuestos nos plantean la realidad de un nuevo escenario demográfico sobre el que reiterar el carácter vital y estratégico que las políticas de población tienen para el futuro de Castilla y León.
Y nos ofrecen la oportunidad de reorientar y dar un nuevo impulso a esas políticas para consolidar aquellas tendencias, y favorecer un crecimiento demográfico más vigoroso, equilibrado y sostenido en el tiempo. Y este es el principal objetivo para el que se propone la "Agenda para la Población".
Somos conscientes de que esta Agenda se propone y se va a desarrollar en un contexto social muy sensibilizado por el tema de nuestra población, con una serie de percepciones, de opiniones, de puntos de vista, y de sensaciones muy arraigadas.
Más que de "población" seguimos hablando de "despoblación", calificándola como el primer problema de la Comunidad. Y lo seguimos haciendo incluso en una década en la que el balance es de crecimiento por primera vez en mucho tiempo, y en un momento en el que la crisis económica y el desempleo son sin duda nuestros problemas más graves. Lo vemos casi como una especie de "hecho diferencial" exclusivo, cuando otros muchos territorios de España y de Europa también se enfrentan a este debate.
Creo firmemente que Castilla y León debe asumir todas las cuestiones relacionadas con su población como un objetivo político de Comunidad, de primer orden, prioritario por implicar importantes consecuencias humanas, sociales y económicas. Pero también considero que lo tiene que hacer sin complejos. Atendiendo a sus propias características y necesidades. Sin ideas preconcebidas, sino partiendo de la realidad. De los datos objetivos que nos muestren cual es hoy, y no hace treinta o cuarenta años, la situación real de nuestra población, y a qué causas obedece.
En este sentido, hay que reconocer que, no obstante el crecimiento poblacional de esta década, y el hecho cierto de no encontrarse entre las regiones europeas con menor vitalidad demográfica, nuestra Comunidad presenta un menor dinamismo demográfico en comparación con la media de España en este mismo tiempo. Lo que nos obliga a identificar las razones que lo puedan explicar.
Desde luego están nuestras condiciones sociodemográficas de partida. No podemos olvidar que, en la segunda mitad del siglo XX, Castilla y León sufrió una auténtica sangría migratoria, especialmente intensa en los años 60 y 70. Desde 1950 hasta su constitución como Comunidad Autónoma en 1983, Castilla y León perdió cerca de 300.000 habitantes, sobre todo en los estratos más jóvenes, lo que nos llevó a comenzar nuestra andadura autonómica con una elevada proporción de personas mayores. Junto a ello, y como resultado de procesos de poblamiento mucho más antiguos, la presencia de pequeños municipios en nuestra Comunidad no tiene parangón en el resto de España. Ambos aspectos, envejecimiento y ruralidad, han sido y son importantes condicionantes para nuestro dinamismo demográfico.
Junto a lo anterior, debe tenerse también en cuenta que la evolución demográfica reciente de muchas otras regiones españolas ha sido estos años especialmente intensa, y hasta excepcional en el contexto de la Unión Europea, debido a la masiva llegada de inmigrantes extranjeros.
Éste es, desde luego, el fenómeno que más está influyendo en Europa, y especialmente en España, en la evolución reciente de la población. Baste recordar aquí que la incidencia de la inmigración en el crecimiento demográfico español se eleva al 85% en estos últimos años.
Ahora bien, esta inmigración extranjera no se ha distribuido de forma homogénea en el territorio, sino que se ha concentrado preferentemente en algunas regiones, sobre todo en las del arco mediterráneo y en Madrid.
Por ello, con un peso medio de los extranjeros en la población nacional en torno al 12%, nos encontramos con Comunidades por encima del 15% (Baleares, Cataluña, Comunidad Valenciana, Madrid y Murcia), mientras que otras están en torno al 6% (Castilla y León y Cantabria) o incluso por debajo del 4% (Extremadura y Galicia).
Esta concentración territorial de la inmigración, junto a unas condiciones sociodemográficas de partida objetivamente difíciles, ayudan a situar en sus justos términos la evolución de la población en Castilla y León incluso en unos años de crecimiento, y sirven para explicar, de algún modo, esa percepción general no muy positiva que nuestra sociedad tiene sobre nuestra evolución demográfica.
Todos estos datos nos deberían animar a introducir algunas precisiones, que son esenciales, en el actual debate sobre nuestra población, para delimitar bien algunos de sus conceptos más usuales: saldo poblacional, envejecimiento, despoblación rural y movilidad de jóvenes, y centrar así mejor nuestras futuras actuaciones.
Así, en primer lugar, y como antes apunté, cuando se habla del SALDO DE NUESTRA POBLACIÓN se conecta inmediatamente con el concepto de "despoblación", que significa pérdida neta de habitantes, por lo que hay que decir que esta idea, por arraigada que esté, no se sustenta hoy en un fundamento real.
Reitero que desde el año 2000 hemos crecido tanto en cifras netas de población, como en número de nacimientos, en un tiempo además en el que más de la mitad de las regiones europeas tienen una evolución demográfica más débil que Castilla y León. Pero aún hay más.
Muchos territorios del nordeste, este y parte del sudeste europeo se enfrentan con problemas de pérdida de población real. Las más afectadas son las regiones del este de Alemania, Polonia, Bulgaria, Eslovaquia, Hungría, Rumanía, los tres Estados Bálticos, las regiones del Norte de Suecia y Finlandia y varias regiones de Grecia. En muchas de ellas, tanto el saldo vegetativo como el saldo migratorio son negativos, algo que no ocurre en nuestro caso.
Es conveniente insistir en que el incremento de la población europea en los últimos años no se debe básicamente a un crecimiento vegetativo favorable, sino sobre todo al fenómeno de la inmigración extranjera. Los saldos vegetativos negativos se extienden al 50% de las regiones de la Unión. Los fallecimientos superan a los nacimientos en países como Alemania, República Checa, Eslovaquia, Hungría, Eslovenia, Croacia, Rumanía, Bulgaria, los tres Estados Bálticos, Grecia e Italia, así como en el norte de Suecia y el sur de Portugal. En algunas regiones de la UE, estos saldos vegetativos negativos se han compensado sobradamente con saldos migratorios netos positivos. Es el caso de Austria, Reino Unido, Eslovenia, Portugal, Grecia, las regiones del norte y centro de Italia y algunas del oeste de Alemania y del sur de Suecia. Y en este grupo se encuentra también Castilla y León.
Esto demuestra que compartimos, en cuanto a evolución demográfica, problemas similares a los de otras muchas regiones europeas, lo que nos permite afirmar que hoy no nos enfrentamos tanto a un problema de despoblación, como al reto de favorecer un crecimiento demográfico más vigoroso y equilibrado, y de sostenerlo en el tiempo.
Por lo que se refiere, en segundo lugar, a nuestro ENVEJECIMIENTO, es cierto que contamos con un porcentaje de población mayor de 65 años notable, situado en el entorno de un 22%, aunque también es cierto que Castilla y León no es un caso aislado o singular en Europa, donde superan ese porcentaje algunas regiones en Italia y Alemania.
Dentro de España, en el período 2000-2008 el porcentaje de personas mayores se ha estabilizado en Castilla y León, ha crecido en seis Comunidades (Andalucía, Asturias, Canarias, Extremadura, Galicia y País Vasco) y ha disminuido en el resto.
El envejecimiento es un fenómeno vital y personal ligado a la mayor esperanza de vida, al que socialmente se van enfrentando, más pronto que tarde, todas las regiones y los países desarrollados de nuestro entorno, que van asumiendo que la mejor atención a los mayores es una responsabilidad de toda sociedad solidaria.
Por esta razón, la propia Unión Europea está centrando sus objetivos en este campo en que la población mayor cuente con el grado de atención y de servicios que las sociedades avanzadas reclaman, un flanco que está, afortunadamente, cubierto por las políticas públicas que Castilla y León desarrolla, cuyos indicadores superan las medias recomendadas por Europa, y mejoran las españolas en la mayoría de servicios y recursos.
Creo sinceramente que, en términos demográficos, el problema no es la existencia de mucha población mayor, sino el conseguir que, junto a ésta, podamos contar también con más población joven.
En tercer lugar, hablamos de LA DESPOBLACIÓN RURAL, y es verdad que el medio rural se ve afectado por procesos de pérdida de población, un fenómeno que está también presente en territorios con gran dinamismo demográfico, asociado a las nuevas características de la producción agropecuaria, los estilos de vida, o la misma libertad de movimiento de los ciudadanos.
A 1 de enero de 2009, Castilla y León mantenía un 26,4% de su población en municipios de menos de 2.000 habitantes, siendo este porcentaje en el resto de España cinco veces y media menor (4,8%). Contamos con el 24% de la población nacional asentada en municipios del citado tamaño, porcentaje que se eleva al 41% en el caso de los municipios de menos de 500 habitantes.
Estos datos revelan que nuestra Comunidad no está afectada por ese fenómeno general del abandono del campo en términos sustancialmente distintos a otros territorios de España.
En ello subyacen, sin duda, los efectos del despliegue de los servicios públicos en nuestro medio rural como políticas de igualación de servicios y oportunidades a los ciudadanos que tienen, además, repercusión demográfica, y que es preciso mantener e impulsar por ambos motivos.
Finalmente, y en cuarto lugar, es preciso también analizar con mayor detenimiento los datos relativos a la MOVILIDAD DE LOS JÓVENES en nuestra Comunidad, incluso para rechazar la afirmación de que se venga produciendo una fuga generalizada de los mismos.
A este respecto, debe recordarse que Castilla y León viene presentando saldos migratorios favorables en todos los grupos de edad, incluidos los jóvenes. El balance de la población de 20-34 años de edad entre 2000 y 2008 es positivo. Comparando año a año la población de ese tramo de edad, el saldo resultante ha aumentado en 35.755 personas. Esto significa que los jóvenes que vienen a vivir, a estudiar, a trabajar en nuestra tierra, están superando todos estos años en número a los que se van, sin que ninguna fuente estadística permita establecer diferencias significativas sobre el nivel de cualificación de dichos jóvenes entre las migraciones que se producen en Castilla y León y en el resto de las Comunidades de España.
Señorías, todo lo anterior nos permite afirmar que Castilla y León está creciendo en población desde el año 2000. Que al incremento de nuestros mayores estamos respondiendo con más atención y más recursos. Que nuestro medio rural está manteniendo, pese a las muchísimas dificultades, su protagonismo en nuestra sociedad. Y que hoy son más los jóvenes que vienen a la Comunidad que los que salen de ella.
Parece pues claro que nuestro reto, similar al de la mayoría de las regiones europeas y españolas, es hoy el de "mejorar nuestra evolución demográfica", como prioridad para Castilla y León, y objetivo principal de la "Agenda para la Población" que estamos proponiendo.
Mejorar esta evolución demográfica implica conseguir buenos resultados en los dos saldos básicos de todo balance de población: el vegetativo (que confronta nacimientos y defunciones) y el migratorio (que confronta las entradas y las salidas de la Comunidad). Para ello, la Agenda persigue una doble finalidad: por un lado, mejorar el saldo vegetativo mediante un aumento de la natalidad; y por otro, incrementar nuestros saldos migratorios, tanto por la atracción de personas de otros territorios españoles o extranjeros, como por la reducción del número de personas que salen de Castilla y León.
Se trata, así, de potenciar dos factores que suman personas: natalidad e inmigración, y de atenuar un factor que resta, como es la salida de personas. Vemos, por todo ello, que son las personas, especialmente, y como señalaba al comienzo, las integradas en los grupos sociales más dinámicos, las que orientan los objetivos y las medidas que propone esta Agenda. Las políticas para las personas son, en definitiva, la base de las políticas de población.
Atendiendo a estas consideraciones, la Agenda se fija como OBJETIVO GENERAL el de mejorar la evolución demográfica de Castilla y León, para que se sitúe entre las 100 regiones europeas -de casi 300- con mayor avance neto de su población en el período 2010-2020. Esto supondría escalar 37 posiciones desde nuestra situación actual. Es un objetivo ambicioso, pero realizable, que nos permitiría pertenecer al tercio superior de las regiones europeas con mejor evolución demográfica.
Además, la Agenda plantea seis OBJETIVOS ESPECÍFICOS, dirigidos a los colectivos y sectores de actuación preferente: jóvenes, familias, inmigrantes, emigrantes, población española de otros territorios y actuaciones para la corrección de desequilibrios demográficos internos.
En PRIMER LUGAR están los jóvenes, que se erigen como el colectivo más importante a efectos de población por dos razones fundamentales. Primero, por su mayor propensión a la movilidad geográfica. Segundo, porque de ellos depende, por razones biológicas obvias, la evolución positiva de la natalidad. De esta manera, los sectores más jóvenes de la población son claves para conseguir resultados favorables en los dos saldos básicos - vegetativo y migratorio- que acabo de señalar.
Debemos conseguir que desarrollen su proyecto de vida autónomo entre nosotros. Por ello, favorecer al máximo su emancipación, sobre todo a través de su acceso al empleo y a la vivienda, constituye un objetivo de primerísimo orden.
Debo señalar que, en este ámbito, según el Observatorio del Consejo de la Juventud de España, la tasa de emancipación de los jóvenes de Castilla y León en 2008 estaba en el 40,5% frente al 46% de media española, a pesar de que contamos con factores favorables como unas tasas de paro juvenil inferiores y un menor coste de acceso a la vivienda, tanto en propiedad como en alquiler. Por ello, nuestro objetivo específico aquí será conseguir que nuestra tasa de emancipación de jóvenes crezca más que la media de España en el período 2010-2020.
Converger con las tasas de emancipación nacionales requiere actuaciones que faciliten el tránsito del período formativo al laboral, la priorización de los programas de empleo juvenil, una especial atención a los jóvenes emprendedores, un marco amplio de facilidades para el acceso de los jóvenes a la vivienda y recursos de información avanzados para la emancipación.
Entre las 48 medidas concretas que la Agenda propone en este ámbito, muchas de las cuales tendrán que ser desarrolladas en el marco del Diálogo Social, podemos citar las siguientes:
En SEGUNDO LUGAR están las familias. Nuestro saldo vegetativo podrá mejorar poniendo el acento en las medidas que incidan en un aumento de la natalidad, un hecho que se produce mayoritariamente en esa institución social básica que son las familias, y que, según confirman los estudios demoscópicos, suelen tener menos hijos que los que realmente desearían.
Recordemos que, según los últimos datos del INE, el número medio de hijos por mujer en Castilla y León era de 1,2 frente a 1,4 en España. Se trata de un diferencial que queremos reducir, para lo cual la Agenda se plantea el objetivo de conseguir que las familias de Castilla y León puedan tener los hijos que desean, a fin de que nuestro número medio de hijos por mujer crezca más que la media de España en el período 2010-2020.
Converger en número medio de hijos por mujer requiere revisar y mejorar las líneas de ayudas y beneficios fiscales a la natalidad y adopción, reforzar las medidas de conciliación de la vida personal, familiar y laboral y ampliar el acceso de las familias a los servicios públicos.
La Agenda propone así 20 medidas específicas para las familias. De ellas podemos mencionar, como previstas para el periodo 2010-2015, las siguientes:
En TERCER LUGAR están los inmigrantes. A 1 de enero de 2009, según el Padrón, había en Castilla y León 167.641 extranjeros, que representaban el 6,5% de la población, mientras que en España ese porcentaje era del 12%.
A pesar de este importante diferencial, cuyas razones expliqué antes, la llegada de inmigrantes ha sido en Castilla y León, lo mismo que en España y en el conjunto de Europa, el fenómeno que más ha influido en la favorable evolución demográfica de los últimos años. Debemos aprovechar que su número en Castilla y León todavía no ha alcanzado la cuantía y la problemática de otros territorios para asentar políticas de integración social y económica que consoliden el atractivo de Castilla y León como lugar de destino para ellos.
Así, la Agenda asume como objetivo para este colectivo mejorar y extender los apoyos a su integración social, a fin de que el porcentaje de nuestra población de extranjeros crezca más que el del conjunto de España en el período 2010-2020.
Converger en población extranjera requiere garantizar un estatuto jurídico y una planificación adecuadas, así como favorecer el acceso de los inmigrantes a los servicios públicos y al empleo.
Los inmigrantes, con una media de edad situada en la treintena, se verán favorecidos también por las medidas previstas para jóvenes y familias. Junto a ellas, la Agenda contempla 11 medidas específicas, de las que podemos destacar las siguientes:
Junto a las medidas singulares para los tres colectivos que acabamos de ver, la Agenda recoge también una serie de medidas comunes para jóvenes, familias e inmigrantes en materia de vivienda. Entre ellas se pueden destacar:
Además de mantener los ya existentes en este momento, también se deben mencionar aquí una serie de nuevos beneficios fiscales que la Agenda propone para el periodo 2010-2015, y que afectarían a uno o varios de estos colectivos (jóvenes, familias e inmigrantes). Entre ellos cabe destacar:
Retomando ahora el análisis de los colectivos singulares que la Agenda contempla, en CUARTO LUGAR estarían nuestros emigrantes. Aunque, como dije, Castilla y León ha experimentado históricamente una fuerte emigración, los lazos con quienes marcharon y con sus descendientes afortunadamente no se han roto, por lo que favorecer las posibilidades de retorno de nuestra población emigrada puede suponer también un aporte demográfico importante para nuestra Comunidad.
Según datos oficiales, entre 2001 y 2007 se produjeron 12.022 bajas consulares de ciudadanos que retornaron a España con Castilla y León como destino, lo que supone una dinámica que queremos potenciar, por lo que apoyar el retorno de nuestros emigrantes, para que las bajas consulares con destino en Castilla y León crezcan más que en el conjunto de España en el período 2010-2020 es el objetivo que la Agenda propone para este importante sector de nuestra sociedad.
A esta razón se suma también el propósito de hacer efectivo el derecho de los ciudadanos oriundos de Castilla y León y residentes fuera de ella a colaborar y compartir nuestra vida social y cultural, como señala nuestro Estatuto.
Incrementar esta vía de aporte demográfico requiere actuaciones que garanticen un estatuto jurídico adecuado a nuestros emigrantes y favorezcan su retorno en un sentido amplio, tanto en contextos educativos como laborales, empresariales o de otra índole.
Entre las 9 medidas concretas que la Agenda contempla para este colectivo, merecen destacarse las siguientes:
En QUINTO LUGAR estarían los habitantes de otros territorios españoles. Según los datos del INE, a 1 de enero de 2009 residían en Castilla y León más de 266.000 personas de otros territorios españoles y entre 2000 y 2008 hubo en Castilla y León 204.301 entradas de personas de otras Comunidades, con una especial relevancia de Madrid, País Vasco y Cataluña.
La Agenda quiere potenciar esta dinámica de cambio residencial a favor de Castilla y León, especialmente a través de la difusión de una imagen positiva de nuestra Comunidad como lugar atractivo para vivir. Para ello plantea el objetivo de fomentar la entrada de población española procedente de otras Comunidades para que este tipo de inmigración crezca más que en el conjunto de España en el período 2010-2020.
Incrementar este aporte demográfico requiere actuaciones que favorezcan un mayor conocimiento de las oportunidades y la calidad de vida que Castilla y León ofrece. Entre las 6 medidas concretas que la Agenda incorpora en este ámbito quisiera señalar las siguientes:
Finalmente, en SEXTO LUGAR, la Agenda también quiere contribuir a corregir los desequilibrios demográficos internos. Y es que no podemos olvidar que la importancia y el número de los municipios de medio y pequeño tamaño son uno de los más relevantes rasgos que influyen en la demografía de Castilla y León.
Como he señalado, la menor vitalidad demográfica del medio rural es un fenómeno que Castilla y León comparte con otros territorios de España y de Europa. A este respecto, en el periodo 2000-2009, la población de la Comunidad en municipios de menos de 10.000 habitantes se incrementó en un 0,04%, mientras que en el conjunto de España ese incremento fue del 1,87%.
Comprobamos que si la diferencia entre el crecimiento global de la población en España y en Castilla y León fue de 12 puntos, para los municipios de menos de 10.000 habitantes la diferencia es inferior a 2 puntos, en lo que sin duda ha influido nuestra apuesta por la extensión de los servicios públicos en el medio rural de Castilla y León.
Desde esta perspectiva, la Agenda fija el objetivo de mejorar la evolución de la población en el medio rural para que nuestros municipios de menos de 10.000 habitantes tengan una evolución demográfica neta igual o mejor que la de los municipios del mismo tamaño del conjunto de España en el período 2010-2020.
La Agenda asume que el Plan de Convergencia Interior es la herramienta específica diseñada por nuestro Estatuto para actuar sobre los desequilibrios demográficos internos. Por ello, la Agenda plantea sus propuestas como complementarias de dicho Plan para ese fin. En este sentido, y como principio general de actuación, la Agenda introduce una serie de medidas de discriminación positiva para las personas que viven y trabajan en el medio rural de Castilla y León.
Como actuaciones concretas se pueden mencionar las siguientes, la mayor parte de las cuáles comenzarán a implantarse entre 2010 y 2011:
Señorías, les acabo de exponer el contenido básico de nuestra propuesta sobre el proyecto de la "Agenda para la Población", de cuyo texto completo van a disponer inmediatamente. Algunas precisiones sobre su puesta en marcha y su desarrollo van a constituir el tramo final de mi intervención.
El Gobierno de Castilla y León cumple hoy con su compromiso de ofrecer una propuesta concreta sobre políticas de población y quiere que la misma se abra ahora al diálogo político y social para conseguir un amplio consenso y participación en torno a sus medidas, ante lo que es una indudable cuestión de Comunidad. Hemos considerado que ese diálogo será más fructífero partiendo ya de unas propuestas previas sobre las que trabajar.
Este diálogo seguirá un triple camino: con los Grupos Parlamentarios de esta Cámara, con los Agentes del Diálogo Social, en cuyo marco habrán de desarrollarse importantes iniciativas, y con los colectivos más directamente relacionados con los objetivos de la Agenda.
Durante las próximas semanas, el Gobierno de Castilla y León acogerá las sugerencias y aportaciones procedentes de este diálogo, con el propósito de integrar las mismas en la medida de lo posible, y proceder a una aprobación formal de la "Agenda para la Población" a comienzos del próximo mes de abril.
Una vez aprobada, la participación social en su ejecución y seguimiento se articulará a través de un Consejo para la Población de Castilla y León, donde tendrán presencia los Grupos Parlamentarios, los agentes económicos y sociales, y las organizaciones representativas de los colectivos a los que la Agenda se dirige prioritariamente.
Por su propia naturaleza, las políticas de población son políticas a largo plazo. La Agenda plantea unos objetivos para la próxima década, hasta el año 2020, sin perjuicio de que las medidas se refieran a un plazo menor, entre 2010 y 2015, y deban ser, en consecuencia, revisadas, actualizadas y renovadas durante su vigencia.
A este fin, la Agenda incluye una serie de indicadores de cumplimiento, procedentes de fuentes oficiales y contrastadas, que permitirán controlar la eficacia en la gestión de sus medidas, y cuyos datos principales serán presentados a estas Cortes por el Gobierno mediante un Informe Anual.
En lo que hace referencia a su financiación, las actuaciones previstas para 2010 suponen partidas por valor de 500 millones de euros en el Presupuesto del presente ejercicio. Para el conjunto del periodo 2010-2015 la Agenda plantea medidas cuyo valor se estima superior a los 3.200 millones de euros. A lo anterior debe añadirse además el coste de los beneficios fiscales hoy existentes para los colectivos de la Agenda, cuyo valor ascienden a 319 millones
de euros para este año 2010, y que se estiman en unos 2.000 millones de euros para todo el periodo 2010-2015. Son cantidades que podrán variar en función de los resultados y acuerdos del diálogo político y social que ahora se inicia, así como de la propia evolución de la situación económica.
En este sentido, está previsto que algunas de las medidas propuestas se pongan en marcha cuando se consigan alcanzar índices de crecimiento económico superiores al 3%, algo que el Gobierno de la Nación estima que sucederá en 2013.
Tal como anuncié en el último Debate de Política General, el impulso, seguimiento y coordinación de la Agenda estará vinculada a la Presidencia de la Junta, y será realizada de manera permanente y ordinaria a través de la Consejería de la Presidencia que, por ello, se encargará de manera inmediata de establecer los contactos necesarios para avanzar en el trabajo y los acuerdos antes mencionados.
Señorías, cumplido el compromiso de presentar esta propuesta, llega ahora el momento del trabajo en común.
Por ello, quiero finalizar recordando que nos encontramos ante una cuestión de calado, que nos afecta a todos, y que necesita del compromiso de todos. Por ello, no me cabe duda de que cada uno sabrá asumir su responsabilidad ante un reto y un proyecto tan importante para asegurar el futuro de Castilla y León.
Muchas gracias.