Campañas de intervenciones 2017 en la Sierra de Atapuerca, Patrimonio de la Humanidad. Trinchera: Gran Dolina

 Entre el 18 de junio y el 25 de julio de 2017 se desarrolló la campaña de intervenciones en los siguientes yacimientos de la Sierra de Atapuerca: Sima del Elefante, Gran Dolina, Galería, Cueva Fantasma, Cueva de El Mirador, Fuente Mudarra y en los yacimientos de Cueva Mayor.

En el nivel TD10 de Gran Dolina se ha continuado trabajando en una superficie de 90 metros cuadrados, concretamente en el tramo inferior de este nivel, de unos 400.000 años de antigüedad. Mientras que el paquete de sedimentos de las capas superiores del nivel TD10 se caracterizaba por presentar las mayores concentraciones de restos arqueológicos documentados hasta la actualidad en los yacimientos pleistocenos de la Sierra de Atapuerca, la capa excavada este verano presenta una menor concentración de restos. No obstante, esta capa contiene una gran diversidad en cuanto a especies de herbívoros (caballo, ciervo, bisonte, rinoceronte…) y de carnívoros (león, tigre dientes de sable, lobo, etc.). Respecto a la industria lítica, cabe destacar la alta presencia de bifaces y hendedores de cuarcita, arenisca y sílex, que se suman a la ya rica colección achelense de los yacimientos de la Sierra de Atapuerca.

Las diferentes modalidades de ocupación documentadas en la secuencia de TD10 (campamento central, matadero de bisontes, ocupación puntual…), así como los datos obtenidos en otros yacimientos del Pleistoceno medio de Atapuerca, nos permiten estudiar como en muy pocos lugares del mundo los ecosistemas de hace entre 300.000 y 500.000 años, y, muy especialmente, cómo los grupos de preneandertales los explotaron y se adaptaron a ellos.

Según los datos actuales, el nivel TD04 de Gran Dolina contribuye a cubrir el vacío temporal de 400.000 años existente entre Homo antecessor (0,8 millones de años) y los restos humanos de la Sima del Elefante (1,2 millones de años), ya que se han encontrado restos de actividades humanas en forma de industria lítica, lo que atestigua la continuidad del poblamiento humano entre ambas cronologías.

Desde el punto de vista paleontológico, se trata de un nivel muy rico, lo que ayuda a esclarecer el contexto ecológico en el que se movieron los primeros pobladores de la Península. Entre los ungulados más representativos destacan los gamos, los ciervos comunes, los eucladoceros (gamos gigantes), los caballos de tipo stenoniano, los rinocerontes etruscos y los bisontes. Los carnívoros también son numerosos. Se han localizado restos de los antepasados de los lobos actuales, de jaguares europeos y de las primeras hienas manchadas que llegaron a Europa. El carnívoro más abundante, sin embargo, es una especie de oso, el oso dolinense, que representa un antepasado lejano de los famosos osos de las cavernas del Pleistoceno superior. Su abundancia en TD04 nos ha permitido saber que estos animales ya tenían el hábito de utilizar las cuevas como lugar de hibernación.

La presencia del resto de animales, no obstante, parece relacionarse más con la existencia de agujeros en el techo de la cueva, que representaron una auténtica trampa por la que se precipitaron muchos de ellos al interior, donde murieron. Su acumulación representó un foco de atracción para carnívoros y homininos, ya que se han observado algunas marcas de corte sobre los huesos, que en ocasiones se acompañan de fracturas intencionales para el aprovechamiento del tuétano.