Campaña de dataciones del complejo kárstico de Ojo Guareña

La investigación arqueológica desarrollada en el karst de Ojo Guareña muestra la importancia de la ocupación de un paisaje de media montaña que cuenta con el complejo de cuevas horizontales más grande de España, con más de 110 km de conductos conectados. Ojo Guareña se sitúa en el norte de Burgos, en una región de la Cordillera Cantábrica aislada de las grandes rutas de comunicación, de gran interés por su singularidad cultural y natural. Los registros arqueológicos documentados en el complejo muestran la frecuentación y el uso tanto de las zonas de entrada como del tramo oscuro del karst por parte de los homínidos desde al menos el Paleolítico superior, intensificándose la utilización de todas las cavidades durante la Prehistoria reciente.

Pero toda esta enorme importancia arqueológica está necesitada de un preciso encuadre cronológico, que sitúe los diferentes hitos y hallazgos de la ocupación de este enclave en un marco temporal lo más preciso posible. El proyecto de 2017 se ha concretado en una campaña de dataciones radiométricas de un conjunto de yacimientos de Cueva Palomera con representaciones de arte parietal de tipologías paleolíticas, como son: Sala de las Pinturas, Keimada y Macarroni. También se han muestreado las galerías colgadas de la Sala de la Fuente, con la finalidad de conocer el  desarrollo temporal de este santuario, así como el entorno de la Sala y Galerías de las Huellas, incluyendo el sector contiguo del Laberinto Otilio, a fin de conocer el tránsito por este sector de la cavidad donde se localiza el excepcional yacimiento de improntas humanas prehistóricas.

Los trabajos de datación se están llevando a cabo en colaboración con los laboratorios de la Oxford Radiocarbon Accelerator Unit para las muestras de los yacimientos de tipologías paleolíticas, a partir de una muestra ínfima de carbón y Beta Analytic para el resto de yacimientos con un mayor volumen de carbón.

Los primeros resultados confirman la cronología paleolítica de los yacimientos de Sala de las Pinturas y Keimada y una importante presencia de ocupación y tránsito en este ámbito durante el Neolítico y la Edad del Bronce.