Pedraza Cueva de la Griega Torre de la Hontanilla

Torre de la Hontanilla

Una visita al pasado de la villa de Pedraza

En la provincia de Segovia, en el piedemonte de la Sierra de Guadarrama, sobre un alto rocoso, rodeado de pequeños montes cubiertos con enebros y sabinas, se encuentra la villa medieval de Pedraza. Considerada uno de los pueblos más emblemáticos de la geografía española, fue declarada Conjunto Monumental en 1951. Su robusto castillo, su espectacular recinto amurallado, los palacios blasonados que salpican sus calles y su bella plaza mayor siguen mostrando el esplendor patrimonial de la villa de Pedraza y su importancia histórica y cultural.

La flor de Guadarrama

Una villa con mucha historia

Se cree que Pedraza estaba habitada hacia el siglo III a. C. y es posible que por entonces ya se configurase como fortaleza y mercado de un amplio territorio. En el siglo XVI la villa comenzó una época de gran esplendor que la convirtió en el centro de la actividad económica de toda la zona. Ese extraordinario florecimiento duró hasta el siglo XVIII. A partir de ese momento comienza una progresiva decadencia que se frenó a mediados del s. XX con su rehabilitación y puesta en valor.

El cinturón de piedra

La fortaleza defensiva de la villa de Pedraza

Muralla

El recinto amurallado de Pedraza es un ejemplo poliorcético de primer orden en que los lienzos del muro, el castillo y los escarpes naturales forman una unidad defensiva singular. Con la intención de ceñirse al perímetro de la plataforma rocosa del otero sobre el que se asienta la villa de Pedraza, las murallas delimitan un espacio de aproximadamente 10 hectáreas. En los lados norte, este y sur se localizan pronunciados escarpes rocosos sobre los que arrancan los lienzos de la muralla.

Puerta

La Puerta de la Villa es uno de los dos accesos que poseía la muralla medieval. Construida en el s. XI, fue rehabilitada hacia 1501 por Íñigo Fernández de Velasco, señor de Pedraza. Su escudo de armas se aprecia en la clave que se encuentra sobre los dos portones de madera de álamo negro. Se trata de una puerta que se abre en arco rebajado, decorado exteriormente con labores mudéjares de ladrillo rojo, que aparecieron en la rehabilitación de finales del siglo XX.

Castillo

El castillo se encuentra al noreste de la muralla, al borde del cerro. Con un desnivel de 70 m, desde el valle solo podía ser atacado por el frente, salvando la única entrada a la villa y un profundo foso situado a sus pies. Desde este punto de vista la fortaleza parece inexpugnable. El castillo primitivo se componía de un recinto irregular y un torreón que fueron reforzados a lo largo de los siglos con matacanes, crujías y otros añadidos. En la actualidad, el castillo contiene el museo Ignacio Zuloaga, quien lo compró y restauró en el s. XX.

La torre vigía

La zona de la Hontanilla, el extremo sur de la muralla

El Postigo

La segunda puerta de entrada a la ciudad, el Postigo, se vio sometida a un proceso de desmantelamiento a lo largo de los siglos que provocó su abandono. Han sido las sucesivas investigaciones histórico-arqueológicas las que han permitido conocer nuevos e interesantes datos sobre esta sección de la muralla. Orientado hacia el noreste, el postigo se cubre con un arco de medio punto construido con mampuestos de tamaño variable. Por encima de él, se dispone una hilera de sillares grandes: dos de ellos muestran un relieve tallado que representa dos caballos enfrentados.

La Torre de la Hontanilla: torre albarrana

Al otro lado del postigo se alza la Torre de la Hontanilla. Provista de una planta poligonal, su colocación, adelantada respecto de la línea de la muralla, hace que esta torre posea una identidad propia que la identifica con el modelo de torre albarrana. Entre sus funciones está la de defender un acceso o la propia muralla desde un punto alejado, ofreciendo la posibilidad de someter al asaltante a un fuego cruzado, al mismo tiempo que se eliminan los ángulos muertos.

La Torre de la Hontanilla: evolución

Las investigaciones histórico-arqueológicas señalan que entre finales del siglo XIV e inicios del XV los muros de la primitiva torre fueron objeto de una profunda reforma. El resultado final fue una imponente estructura asentada directamente sobre la roca natural, que destacaba dentro del sector sureste de la muralla por la singularidad de su planta, un heptágono irregular, y por la magnitud de su diámetro, que responde a una configuración defensiva más sofisticada, preparada para resistir el envite de la artillería enemiga.

Usos de la Torre

La función principal de una torre albarrana era la defensiva. Sin embargo, también solía desempeñar otro papel: el de dar acceso seguro a un aprovisionamiento de agua potable para el castillo. Durante las excavaciones arqueológicas de la Torre de la Hontanilla, se constató que no se trataba de una torre maciza, sino que el interior de la misma era hueco. El arquitecto responsable del proyecto de consolidación de la muralla, Alberto García Gil, sostiene que ese espacio diáfano del interior de la torre pudo servir de pozo de nieve.

Recuperación del recinto amurallado de Pedraza

Junto con el proyecto de recuperación del Portillo y, posteriormente, la rehabilitación de los restos existentes mediante su limpieza y consolidación, se ha llevado a cabo el mantenimiento y la conservación de elementos arqueológicos que dan singularidad a la muralla. Todo esto supuso la recuperación de la imagen histórica del recinto amurallado y su reivindicación como parte de la villa. Actualmente el interior de la Torre alberga una sala de usos múltiples acondicionada como sala de audiovisuales, desde donde se puede apreciar el manantial a 15 metros de profundidad.