Armaduras del Monasterio de San Antonio el Real

El monasterio de San Antonio el Real fue en origen un pequeño palacio de Enrique IV, quien en 1455 al poco tiempo de subir al trono lo destina a convento de franciscanos, y unos años después pasa a ser de monjas clarisas.

La estricta clausura de esta orden ha permitido conservar gran parte de los elementos originales del edificio. Entre ellos destacan las bellísimas armaduras de madera que cubren algunas de las estancias, y que constituyen uno de los más importantes conjuntos que se conservan de este tipo de obras en Castilla, tanto por su número, como, sobre todo, por su gran calidad. La mayor parte de ellas pueden fecharse a mediados del siglo XV, y aunque desconocemos el nombre de sus autores sin duda se contaron entre los más destacados carpinteros de su época.

Destacan la de la sala capitular, el claustro, la sacristía, la Sala de Frailes, y entre todas, la espectacular cubierta dorada de la iglesia.

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