Localización

Los primeros mudéjares llegaron al valle del Duero inmediatamente después de la toma de Toledo en 1085 por el rey castellano Alfonso VI. Desde entonces, y de forma casi ininterrumpida durante toda la Edad Media, se sucedieron continuas inmigraciones de musulmanes procedentes del mediodía peninsular que fueron estableciéndose en las ciudades del norte del Sistema Central.

A finales de la Edad Media existían una veintena de aljamas o comunidades mudéjares distribuidas a lo largo de prácticamente toda la geografía castellana. Las más populosas eran las de Ávila, Valladolid y Arévalo, con casi un millar de personas en la primera y unas quinientas en las otras dos. Les seguirían en importancia morerías como las de Palencia, Burgos, El Barco de Ávila, Medina del Campo, Piedrahíta, Aranda de Duero o Segovia, en las que vivían algo más de un centenar de mudéjares. Y, finalmente, localidades como Carrión de los Condes, Sahagún y Peñafiel, cuyas poblaciones moras apenas contarían con decenas de mudéjares.

Los mudéjares vivieron mezclados con el resto de la población de esas ciudades hasta que en los primeros años del siglo XV fueron obligados a recluirse en barrios propios, llamados morerías. La ley dictada contemplaba la vecindad de los mudéjares en barrios apartados, rodeados por una cerca y con una única puerta de entrada, algo que no se cumplió en todas las ciudades ni en términos estrictos.

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