Tiempo de fiesta - Mascaradas de Castilla y León

MASCARADAS DE CASTILLA Y LEÓN

NAVALOSA

Los Cucurrumachos

Sábado de Carnaval y Domingo Gordo

Sábado tarde y domingo

Para más información sobre esta fiesta descargue la ficha completa en el menu superior

Navalosa es tierra serrana. Situada a 1300 m. de altitud, se mimetiza en el paisaje de granito berroqueño, como buena parte de sus casas. Esta situación le dio vocación ganadera, para aprovechar los pastos. Y para abrigarse de los fríos serranos, nada mejor que las mantas de trapos o mantas pingueras, que se hacen en rústicos telares. De vistas amplias en las habituales sierras nevadas, en sus proximidades quedan típicas estampas campesinas, como los almiares.

La cuestación se realiza por todas las calles del pueblo, de topografía irregular por su adaptación al entorno montuoso. Los actos centrales se van a desarrollar en la Plaza Mayor, frente al Ayuntamiento y junto a la iglesia.

Si dejamos a un lado los prolegómenos del Sábado de Carnaval, en el que los quintos, ayudados de otros jóvenes y adultos, cortan un chopo de las riberas del Alberche, lo traen a la localidad y, por la noche lo plantan en la plaza entre hogueras, donde van a seguir la fiesta durante buena parte de la noche, los actos comienzan temprano el domingo. Guiados por el sonido de cencerros, es posible ver a varios jóvenes ataviados “de bonito” por las calles de Navalosa, acompañados de amigos y familiares y con un burro, con alforjas. De los acompañantes, alguno lleva cestas de mimbre y otro una baraja de cencerros en bandolera o en las manos. El sonido de éstos anuncia a los vecinos que se acercan los quintos a pedir. En la entrega vemos de todo: huevos, aceite, leche, un pavo,..., y bastante menos de dinero. Poco a poco las alforjas del burro empiezan a llenarse, juntamente con las cestas y es hora de ir a descargar. Así se pasa toda mañana, zigzagueando por la roca desnuda o por el cemento de las retorcidas calles.

En torno a las cuatro de la tarde, se aprecia bastante actividad en algunos garajes y se empiezan a escuchar los primeros cencerros. Suelen juntarse varios familiares o amigos en una casa para disfrazarse. Ponen todos mantas pingueras, que rellenan de sacos o ropas viejas para configurar jorobas o enormes barrigas; se cuelgan a la cintura un cinturón de cencerros, se colocan máscaras con cuernos y enormes crines de animal y ya tenemos los Cucurrumachos. Bueno, les falta armarse con garrotes o coger una alforja de paja. De esta guisa salen a la calle, unos caminando hacia la plaza, otros dirigiéndose a la Casa de los Quintos para acompañarlos hasta la plaza Mayor.

Al son de gaitilla y tamboril esta ruidosa comitiva, con numeroso público detrás va a llegar hasta donde se yergue el chopo plantado. Hay muchos espectadores en la plaza. Pronto revolotea la paja entre ellos. El ruido es ensordecedor. Cada uno pulula por donde quiere, amenazando con sus toscos garrotes. Pronto se empiezan a configurar dos círculos: el interior, de pequeño diámetro, formado por quintos y quintas, que se agarran de las manos; el mayor, formado por las madres y otras numerosas mujeres. Éstas empiezan a girar en sentido inverso al de las agujas del reloj. Es el turno de quintos y quintas, que giran en sentido contrario al de sus madres. En el interior del círculo pequeño, un personaje aislado, que camina en sentido contrario a como se mueven sus compañeros. Es El Vaquilla. ¿Y los hombres maduros? Sólo son espectadores o Cucurrumachos.

El ruido y el barullo llena la plaza. Se mezcla el metálico sonido de los cencerros con el entrañable de la gaitilla y del tamboril. En el balcón del Ayuntamiento, una mujer intenta hacer el silencio. Es la que va a hacer el pregón. Además de la eterna lectura de los obsequios recibidos, de vez en cuando se desata la locura. Siempre ocurre cuando hay una invitación a probar el vino. En estos momentos se desbordan los Cucurrumachos en gritos y sonidos de cencerros, al tiempo que la paja vuela sobre todos los presentes. No faltan tampoco estrofas de aviso al Vaquilla sobre su trágico destino. Así va desgranando las estrofas, hasta que desde el balcón del Ayuntamiento suenan dos estampidos y la Vaquilla se desploma muerta en el círculo interior, entre el ensordecedor ruido que se levanta en la plaza. Vuelve a leerse el pregón mientras giran los círculos en torno a la Vaquilla yacente. Y en efecto, el purificador y milagroso sonido de los cencerros, logran poner en pie a la Vaquilla, que se incorpora con sus compañeros hasta que se termina el pregón. En este momento los Cucurrumachos se despojan de sus máscaras y se dan a conocer. Desde el Ayuntamiento sacan mesas, para colocar dulces y bebidas y que toda la vecindad los disfrute al son de la música tradicional. Con ello termina la fiesta.

JCyL Patrimonio / turismo Web patrimonio jcyl Turismo jcyl