Yecla de Yeltes | Salamanca

CASTRO DE
YECLA LA VIEJA

MUSEO DE YECLA DE YELTES

Protohistórico, Romano y Medieval

Una de las características del poblamiento de la II Edad de Hierro (siglos V-I a.C.) en la Meseta Norte es la agrupación de los habitantes en grandes ciudades que se dotan de imponentes murallas en una búsqueda de protección acentuada ante la presencia de los romanos en sus fronteras. Se trata de murallas extensas y de gran altura.

Los derrumbes gigantescos en el caso de las murallas de piedra dan cumplida idea de la monumentalidad de estas obras colectivas. En Castilla y León numerosas intervenciones arqueológicas han descubierto parcialmente los lienzos interiores y exteriores de aquellas murallas prerromanas, pero solo en el castro de Yecla de Yeltes los trabajos han conseguido descubrir en todo el perímetro el paramento exterior de la colosal cerca.

El castro de Yecla de Yeltes es habitado por los vettones alrededor del 500 a. C. y continúa en uso en época romana. De su pasado romano podemos citar el descubrimiento, extramuros de la población, de un cementerio romano del siglo I; y las reconstrucciones de la muralla que datan del siglo III. La ocupación de los bárbaros de esta zona no fue precisamente pacífica como atestigua el hallazgo de un niño aplastado por el derrumbe de la muralla tardorromana.

No faltan referencias arqueológicas de época visigoda, pues se han localizado junto a la ermita actual enterramientos atribuibles a los visigodos. Una cronología y adscripción que comparten con algunas pizarras escritas halladas en el castro.

Siglos más tarde se menciona a la localidad de Ecla en un documento del siglo XII, por lo que cabe suponer que en este siglo el castro ya está deshabitado y se habían trasladado los vecinos a aquella naciente localidad de Ecla, hoy Yecla de Yeltes.

EL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO Y SU VISITA

Como en otras ocasiones, recomendamos antes de visitar el castro acercarse previamente al Aula Arqueológica ubicada en las antiguas escuelas de la población de Yecla de Yeltes.

En el Aula nos espera una maqueta del yacimiento y restos de cerámicas y otros materiales de las diversas fases históricas en el que el castro estuvo habitado. En la colección arqueológica sobre sale un nutrido conjunto de estelas romanas de la necrópolis del siglo I mencionada anteriormente. Pero si en algo resulta original el Aula, es que en ella se encuentra la mejor y más variada colección conocida de arte vettón en piedra. Un espectacular conjunto en el que hay grabados de animales, un verraco y las impresionantes esculturas de cabezas humanas a las que se denomina “cabezas cortadas”. Los cráneos de piedra para algunos evocan la tradición celta de custodiar la cabeza del enemigo. Para otros muchos es una representación de la divinidad que proporciona protección.

Junto al museo encontramos un espacio conocido como “la panera” en el que tienen lugar actividades didácticas.

Ya en el castro, impone la extensión y altura conservada de la muralla indígena, no en vano estamos ante el único yacimiento de España en que es posible recorrer en todo su perímetro el recinto defensivo. Recientemente han tenido lugar importantes obras de consolidación de la muralla y dispuesto una completa señalización.

Junto al aparcamiento localizamos la entrada al castro, una puerta en embudo. El espacio exterior de acceso, relativamente separado, se va estrechando paulatinamente, originando un cada vez más angosto pasillo que se cierra con una puerta y que deja en una situación muy vulnerable a los posibles atacantes.

Avanzando por el exterior hacia el sur topamos con otra curiosidad de la construcción defensiva. La muralla en algunos puntos se levanta con doble paramento de sillares al exterior. El sistema constructivo de doble muro tiene la finalidad de impedir su ruina total en caso de ataque. De este modo, aún cediendo el primer muro todavía restaría por derrumbar el segundo.

La población contaba con otras tres puertas en embudo : la puerta oeste, en la que recientes excavaciones han permitido en sus inmediaciones descubrir y acondicionar para su visita unas tumbas tardorromanas y otras dos aberturas en el lado oeste y en el lado sur . La puerta oeste aunque tiene su origen en la población vetona al parecer se refuerza en época romana.

En la puerta oeste vemos uno de los grabados más interesantes del castro. Una yegua que está amamantando a su cría. Hay cierta controversia sobre si el animal representado es una yegua o una cierva. Se afirma que es una yegua por su semejanza con decenas de caballos identificados en el castro.

En el siguiente punto del itinerario encontramos la puerta sur. En esta zona hay que detenerse y descubrir las decenas de caballos grabados en los sillares de la muralla. La frecuencia de grabados de caballos dispuestos en buena parte junto a las entradas del castro no ha pasado desapercibida a los investigadores. El sentido de tales inculturas tiene que ver al parecer con ritos que pretenden la protección de los animales y las personas del castro.

También junto a la puerta, en el interior del poblado, se hallan los cimientos de dos estructuras rectangulares, habitaciones de la ocupación alto medieval del castro.

Rodeando el castro por el sur llegamos a una puerta cegada. A partir de este lugar sale un sendero que tras recorrerlo unos 100 metros acaba en un gran bloque de granito en el que aparecen numerosos grabados de caballos. La tradición popular le conoce como el grabado de los siete infantes de Lara.

Continuando el itinerario alrededor del castro advertimos un estrecho portillo hacia la zona del arroyo del que se abastecerían de agua. Hay en esta zona numerosos grabados de animales, muy interesantes por su abundancia y calidad. Distinguimos numerosos caballos, aunque no faltan asnos, toros o jabalíes. Entre la multitud de grabados merece la pena contemplar, cerca del portillo, una interesante escena en la que se reconocen varios jinetes armados con lanzas que persiguen a unos jabalíes.

Casi al final del recorrido el camino se ve dificultado por multitud de piedras hincadas en el suelo. Se trata de una barrera defensiva que tenía por objeto impedir un ataque por sorpresa del enemigo. Un obstáculo difícil de superar por los soldados de a pie y aún más por la caballería.

LOCALIZACIÓN Y VISITA

El Aula Arqueológica se encuentra en el casco urbano de la población de Yecla de Yeltes.

Al yacimiento se accede siguiendo la carretera que desde Yecla conduce a Villavieja de Yeltes. A poco más de dos kilómetros desde esta población, a la derecha, sale un camino que lleva hasta las inmediaciones de la puerta del castro.