Montejo de Tiermes | Soria

LA CIUDAD CELTÍBERO-ROMANA DE TIERMES

Protohistórico, Romano y Medieval

En las prolongadas campañas militares conocidas como Guerras Celtibéricas Roma envió, durante años y sin éxito, su poderoso ejército contra un pueblo pobre y alejado de las tierras fértiles de sur de Hispania: los arevacos, los más belicosos entre los celtíberos.

Sus ciudades, sobre todo Numancia y Tiermes, fueron inexpugnables a la máquina militar romana erigiéndose, particularmente la primera de las citadas, en el terror de la República. La ciudad de Tiermes, fue sometida el año 98 a. C. y en esa fecha el cónsul Tito Didio obligó a la población a bajar al llano e impidió a sus habitantes amurallar de nuevo el lugar. Las fuentes escritas romanas sobre Tiermes son escasas y muy parcas en sus comentarios. Es innegable que estaban más interesadas en glosar la heroicidad de Numancia para glorificar a su vez su conquista. La información que no disponemos de las fuentes escritas de los historiadores romanos se suple con creces con la ingente documentación revelada por las excavaciones arqueológicas que, desde 1975, han tenido lugar de manera continua en la antigua ciudad y alrededores.

Así, en el pago de Carratiermes se ha localizado una de las necrópolis de la ciudad indígena. Los enterramientos excavados corresponden al rito de incineración, en el que los huesos cremados son introducidos en hoyos directamente sobre el suelo o con mayor frecuencia en una urna. Generalmente, las tumbas permanecían protegidas y cubiertas por un pequeño amontonamiento de piedras y, en algunos casos, depositaban las ofrendas al difunto en un hoyo y por encima colocaban centrada una estela de piedra. Los ricos ajuares de la elite guerrera demuestran el notable poder económico de las clases acomodadas indígenas.

En lo que respecta a la ciudad indígena, la naturaleza del estrato rocoso que sirve de base a la ciudad de Tiermes (blandas areniscas rojas) permitió que, ya en época celtibérica, existieran viviendas rupestres o semirrupestres adaptadas al duro clima de la altiplanicie soriana. Que se tallaran las viviendas en la roca explica que las estructuras básicas de la ciudad celtíbera se hayan conservado intactas, soterradas bajo acumulaciones de tierra de arrastre.

A la ocupación romana que sucede a la celtibérica se atribuyen la mayor parte de los vestigios arqueológicos visitables en el yacimiento: el castellum aquae, la casa del acueducto, el acueducto rupestre, la muralla bajoimperial, las viviendas, etc.

Los vestigios de Tiermes se difuminan en el Bajo Imperio, salvo en lo que respecta a la mencionada muralla que protege la mermada ciudad en esa época. Resulta cuando menos curioso que, a pesar de haber perdido buena parte de la población civil, se levante una imponente y costosísima muralla.

Disponemos de abundantes datos de una necrópolis hispanovisigoda, descubierta en 1993, próxima a la ermita de Nuestra Señora de Tiermes. Igualmente del periodo de la Reconquista tenemos referencias de documentos de los siglos XI y XII en los que mencionan la construcción de una iglesia y dos monasterios, de vida aparentemente breve. De estas construcciones solo queda en el siglo XVI el templo principal como ermita bajo la advocación de Santa María de Tiermes. En torno a la ermita hay varias áreas de enterramientos excavadas, pues, junto a las mencionadas fosas visigodas, se extiende una amplísima y apiñada necrópolis medieval.

EL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO Y SU VISITA

El Graderío

Es conveniente iniciar el recorrido señalizado en la ermita románica de Nuestra Señora de Tiermes. Desde el aparcamiento, situado junto a la ermita, nos dirigimos por un camino hacia el sur hasta El Graderío. Es un espacio público rupestre, excavado en la roca, de controvertida interpretación. Se debate entre su consideración como teatro, anfiteatro, área de reuniones o lugar sagrado. Los espectadores se disponían en unas gradas divididas en varios sectores a los que se accede por una escalinata.

La Puerta del Sol

En las inmediaciones vemos la Puerta del Sol, uno de los tres accesos conocidos de la ciudad. Es un pasillo de 40 m de largo por algo más de dos de ancho con una doble puerta de dos hojas situada más o menos hacia la mitad del corredor. De los batientes no queda más que las huellas de engaste de los quicios que permitían el giro de apertura y cierre. Subsisten también unas profundas huellas paralelas en el suelo originadas por el desgaste del paso de los carros.

Conjunto Rupestre del Sur

El itinerario continúa en el sector conocido como Conjunto Rupestre del Sur. Aquí podemos ver varias  viviendas de carácter rupestre o semirupestre. Este tipo de hábitat tiene su origen en época celtibérica si bien su apogeo coincide con el poblamiento romano. La mayoría de las casas son semirupestres. La parte trasera estaba excavada en la arenisca natural, mientras en el exterior se prolongaba con muros de mampostería elevados varios pisos. Se han estudiado hasta once habitaciones en dos zonas separadas por una escalera. Las casas romanas en este sector perdieron su función doméstica en el siglo III d. C. y son amortizadas por la construcción de la muralla tardorromana para la que emplearon enormes sillares.

Casa de las Hornacinas

Una de las moradas rupestres mejor conservadas es la conocida como Casa de las Hornacinas. En una de sus habitaciones hay cuatro alacenas excavadas en las paredes y en el suelo un hogar sobre elevado de superficie cóncava con un canalillo para recoger las cenizas. Otra vivienda semirrupestre conserva una escalera central igualmente excavada en la roca que facilitaba el acceso a un piso superior.

Casa de las Escaleras

El itinerario nos conduce a unas paredes rocosas aparentemente lisas, pero que si nos fijamos abrigan las marcas del encaje de las vigas de casas de varias alturas, unos edificios colectivos o bloques de viviendas de entre 3 y 7 pisos de altura.

Canal del acueducto

Hacia el oeste nos topamos con el canal del acueducto que encauzaba el agua desde la localidad de Pedro hasta la ciudad romana. Ante la puerta del oeste el acueducto se dividía en dos ramales y distribuía el agua por los distintos barrios de la ciudad.

Hacia el sur se inicia en un pozo que conduce a un profundo canal o túnel excavado en la arenisca. El tramo subterráneo es una de las visitas obligadas. Conforme avanzamos por el estrecho túnel nos encontramos con cuatro registros abiertos a varios metros de profundidad desde el suelo de la ciudad. Estos pozos permitían el acceso al canal desde la superficie para acometer las necesarias y regulares labores de limpieza y mantenimiento del cauce.  

Puerta del Oeste

La puerta del oeste, en el extremo oeste de la ciudad, era una entrada peatonal a la urbe.

Salva un enorme desnivel y en el tramo inferior albergaba una doble puerta de madera de la que restan los quicios de los batientes. Ya en el interior de la ciudad hay dos puestos de guardia excavados en la roca. Desde esta posición hay magníficas vistas del canal que discurre tallado en la roca a cielo abierto.

Casa del Acueducto

El siguiente punto del itinerario nos aproxima hasta la conocida como Casa del Acueducto, una extensa vivienda de unos 1800 m² que da idea de la riqueza de los potentados romanos de la ciudad. Tiene 35 habitaciones situadas en varios niveles, unidas por escaleras.  El zócalo de las estancias es la propia roca arenisca, mientras que sus paredes se alzaban empleando  madera y adobe enlucido. Los aposentos principales, ubicados en la zona central de la residencia, lucían decoraciones murales pintadas muy coloristas.

Castellum aquae

Desde la Casa del Acueducto nos dirigimos hacia el castellum aquae, un enorme edificio público rectangular que recibía el agua procedente del ramal norte del acueducto. En su interior se decantaba y limpiaba el agua para su posterior distribución mediante un complejo sistema de canalizaciones y galerías que confluyen en un gran canal denominando emisarium. Al exterior existía un registro, hallado en el suelo de una tienda o tabernae, para controlar el caudal. Hay 19 tiendas adosadas al muro del castellum aquae. En los puestos durante el día la mercancía se exhibía sobre un mostrador y cerraban de noche las tiendas con tableros de madera encastrados en una hendidura corrida sobre el suelo. Este mercado, en latín macellum, es parte de la zona pública principal de las ciudades romanas, el foro, en el que se alzaban los edificios más relevantes administrativos, mercantiles y religiosos. En Tiermes el foro estaba presidido por un templo dedicado al culto imperial frente al que se extendía una amplia plaza probablemente porticada. Al otro lado del castellum aquae surgen más viviendas romanas con sótanos excavados en la roca junto a una calle empedrada.

Ermita

El recorrido finaliza con la visita a la ermita románica del siglo XII. Es un edificio de planta de nave rectangular única rematada en cabecera semicircular y con un espacio porticado al sur. Es extraordinario el repertorio decorativo de los capiteles del pórtico y de la portada del templo. Las esculturas de notable calidad incluyen motivos geométricos, vegetales, animales fantásticos, escenas bélicas y pasajes bíblicos.

Museo Monográfico de Tiermes

Finalmente es obligada la visita al Museo Monográfico de Tiermes. Dependencia aneja al Museo Numantino de Soria, que tiene como finalidad facilitar información complementaria del yacimiento, mostrando algunos de los hallazgos de las excavaciones arqueológicas. La exposición del museo presenta una selección de materiales arqueológicos, paneles explicativos y maquetas renovadas cada cierto tiempo con el fin de mostrar las últimas novedades de las investigaciones.

LOCALIZACIÓN Y VISITA

Desde la localidad de San Esteban de Gormaz se toma hacia el sur la carretera de Morcuera y desde aquí la que lleva hacia Montejo de Tiermes. En la población está señalizada la carretera que nos acerca al yacimiento.

El acceso al yacimiento es libre mientras que el Museo tiene horario de visita.

Recomendamos la visita a San Esteban de Gormaz, un Conjunto Histórico que conserva las ruinas de su castillo y un excepcional ejemplo de arquitectura románica, la iglesia de San Miguel.

En la localidad de Langa de Duero también se podemos visitar la Torre del Castillo recientemente rehabilitada y musealizada.